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Foto del escritorazyadehbravo

Potenciar el desarrollo de la niñez requiere erradicar el Trabajo Infantil.

El día 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. El lema en este año 2023 es "Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil". La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al “trabajo infantil (…) como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.”



Cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señalan que 1 de cada 10 #niños del mundo trabajan (alrededor de 160 millones), esto a pesar de que existen los Convenios 138 y 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que hablan de la edad mínima de admisión al empleo y la erradicación de las peores formas del trabajo infantil, respectivamente.


De acuerdo con el Artículo 2º fracción 3 del Convenio número 138 “la edad mínima (…) no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar, o en todo caso, a quince años.” Mucho menos si por su naturaleza resultan un peligro o un alto riesgo a la salud, a la seguridad o a la integridad de los menores.


Asimismo, como se establece en el Artículo 3º del Convenio 182 de la OIT los Estados deberán erradicar las peores formas de trabajo infantil:


“(a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y la trata de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados;

(b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas;

(c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes, y

(d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.”


No obstante, a pesar de que los países han tenido la voluntad al más alto nivel para ratificar estos acuerdos internacionales, las condiciones al interior de las familias distan mucho de los propósitos planteados en estos Convenios. En entornos de conflicto social y crisis económica se ha “justificado” que los países recurran al trabajo infantil. Este fenómeno ha conllevado invariablemente a que los niños desatiendan o abandonen definitivamente la escuela, lo que ulteriormente disminuirá sus opciones de empleo con ingresos dignos y justos.


Si analizamos la situación de trabajo infantil por región, 72 millones se encuentran en África, 62 millones en Asia y Pacífico, 6 millones en América, 6 millones entre Europa y Asia Central, y 1 millón en los países Árabes.


Cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en 2022, de los 28.5 millones de #niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años en México, 2.2 millones trabajaban (7.7% de los menores de edad trabajan). Si estas cifras siguen siendo reales, significa que de las niñas y niños que trabajan en la región de América, los mexicanos representan el 36%, y constituyen el doble de los que trabajan en el Medio Oriente. Sin embargo organizaciones como Save The Children señalan que son 3.3 millones de niñas y niños los que trabajan. Entonces, significaría que 55% de los menores que trabajan en América son mexicanos, lo cual es una cantidad preocupante.


De igual manera el INEGI, establece que de los 2.2 millones de niños que trabajan en nuestro país, 2 millones (90%) lo hacen en “ocupaciones no permitidas”, definidas en el Artículo 175 de la Ley Federal del Trabajo:

"I. En establecimientos no industriales después de las diez de la noche;

II. En expendios de bebidas embriagantes de consumo inmediato, cantinas o tabernas y centros de vicio;

III. En trabajos susceptibles de afectar su moralidad o buenas costumbres; y

IV. En labores peligrosas o insalubres que, por la naturaleza del trabajo, por las condiciones físicas, químicas o biológicas del medio en que se presta (…) son capaces de actuar sobre la vida, el desarrollo y la salud física y mental de los menores…”


De los menores que realizan actividades prohibidas 71.2% son niños y 28.8% son niñas. 31.6% de las y los menores que trabajan lo hacen en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, de caza y pesca; 24.5% en minería, construcción e industria; 14% en comercios y áreas de ventas; 7.9% son vendedores ambulantes; 5.4% se dedican al trabajo doméstico o de limpieza; el 16.6% restante se dedican a actividades diversas como “actividades de apoyo” y “servicios personales”.


La “Encuesta Nacional de Trabajo Infantil” revela que 19.1% de los niños que trabajan en México lo hacen para pagar su escuela y sus propios gastos, 15.8% porque el hogar necesita de su trabajo y 13.3% porque el hogar necesita de su aportación económica.


El panorama para la infancia en México tiene un gran reto. Las políticas gubernamentales a favor de la niñez además de insuficientes son ineficientes. El Estado no ha logrado garantizar el acceso a una educación de calidad, no ha implementado políticas para sancionar efectivamente la contratación de niños menores a 15 años y no ofrece condiciones necesarias para que los padres de familia tengan acceso a empleos formales y no requieran de la participación de sus hijos en el mercado laboral. Se suma a esto que en muchas regiones de México las normas sociales y costumbres legitiman la existencia del trabajo infantil.


La erradicación de este tipo de trabajo debe ser un objetivo prioritario del Gobierno, pero también de los sectores que hacen uso de la mano de obra de dicha población. La niñez mexicana y del mundo merece condiciones adecuadas para su desarrollo pleno y el respeto de todos sus derechos humanos.


Fuentes:





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